Rabino Yaakov Lieder ha servido como profesor, director y en una variedad de otras posiciones educativas por más de 30 años en Israel, los EE.UU., y Sydney, Australia. Él es el fundador y el director del centro de ayuda para ayudar a familias que lidian con problemas de relaciones y educación de los hijos. Haga clic aquí para ver más artículos de Rabi Lieder.
- Una vez, un padre me escribió: "He perdido el rumbo en la relación con mi hija... no le he hablado durante los últimos dos años".
Luego de comunicarme con el padre y la hija comprendí que ambos estaban sufriendo y aún así, ninguno de ellos daría el primer paso para cambiar algo. Cada uno esperaba que el otro diera ese paso.
Compartí con ellos la siguiente observación: Cuando los chicos se pelean, uno escucha que dicen "No te voy a hablar más! ¡Nunca más voy a jugar con vos! Cinco minutos más tarde los puede encontrar juntos y disfrutando de la compañía.
Los adultos por otro lado, cuando se pelean--sobre todo dentro de la familia--pueden dejar de hablarse durante veinte años. A veces hasta se olvidan de la razón original de la pelea. La diferencia está en que los niños prefirieron estar contentos a tener la razón y su instinto natural les dice que estarán mejor si perdonan y olvidan.
"Como adultos a veces preferimos tener la razón a estar contentos."
Es inteligente dejar nuestro ego de lado y pedirle perdón a la otra persona, aun cuando nosotros podamos tener la razón. Si somos el padre, o nos consideramos el más entendido de las dos partes, debemos utilizar nuestra madurez y sabiduría para tomar el primer paso para arreglar la relación, precisamente porque entendemos que es más difícil para la otra persona hacerlo.
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