viernes, 28 de agosto de 2009

Rebbe Menajem M. Schneerson - Retornando a la Verdad

por Rebbe Menajem M. Schneerson

Sra.

Baltimore, Maryland

Saludo y Bendición:

He recibido su carta, en la que me escribe acerca de su formación, y también acerca del cambio en su forma de vida, dado que fue criada en un ambiente que no era cien por ciento ortodoxo.

Sin embargo, a su debido tiempo tuvo un cambio y se tornó más observante, y esto ha creado ciertas fricciones entre usted y su marido.

Puedo entender bien que su marido, que no la ha acompañado en esta senda o, de algún modo, se ha movido lentamente detrás, pueda estar algunas veces algo insatisfecho con que su compañera en la vida haya hecho tan tremendo progreso, mientras que él no ha hallado aún la fortaleza para hacer lo mismo.

Por otra parte, en tal caso es claro quién tiene que hacer concesiones a fin de evitar fricciones. Para la persona no-religiosa es de hecho más fácil hacer una concesión, por cuanto esto no involucra ninguna transgresión o pecado, ni siquiera alguna fuerte violación de sus convicciones o tormento de conciencia; como mucho podría involucrar ciertas inconveniencias. Por otra parte, para la persona religiosa, una concesión significa una brecha en sus fuertes sentimientos religiosos, y en convicciones que tocan el núcleo mismo del alma.

De lo antedicho se desprende que el compañero, si ve que no hay intento de la otra parte de ser dominante, sino que la otra parte está motivada sólo por fuertes sentimientos y la convicción de haber hallado la verdad, y por consiguiente quiere ver que una persona cercana y querida comparta esta verdad recién hallada, eventualmente cambiará su actitud, especialmente si usted sigue los caminos de la Torá, que son caminos agradables y de paz.

Que D-os le conceda que todas las dificultades y fricciones desaparezcan, y que usted y su marido puedan ir juntos por la senda de la verdad, el camino de la Torá y las mitzvot, con gozo y alegría en el corazón, y juntos críen a sus niños para una vida de Torá, Jupá (matrimonio) y buenas acciones, con buena salud y amplio sustento.

Con bendición,

Menajem M. Schneerson


*Fuente: Jabad.com

jueves, 27 de agosto de 2009

Yossy Goldman - ¿Quien Necesita Antisemitas?

- El rabino YossiGoldman nació en Brooklyn, New York en el seno de la comunidad de Jabad. En 1976 fue enviado por el Rebe de Lubavitch para servir como Shaliaj en la comunidad de Johannesburg, South Africa. Es el rabino principal de la sinagoga Sydenham Highlands North Shul desde 1986, Y presidente de la South African Rabbinical Association.

Ha sido llamado "el odio más largo del mundo". Continúa asomando su horrible cabeza en todos los países y continentes. Tanto si se manifiesta como la más baja intolerancia o la sarcástica sutileza de la capa superior, el antisemitismo es un hecho de la vida.

Por supuesto que todos deseamos que desaparezca. Hasta tenemos motivos para esperar que después de Auschwitz lo haga. ¿Quién de nosotros no desea sentirse aceptado y apreciado? Pero hay un fuerte argumento que sugiere que, de una manera perversa, el antisemitismo ha sido bueno para los judíos.

El filósofo francés Jean Paúl Sartre, lo señala en su libro Antisemita y Judío. Sin los constantes recordatorios y amenazas a nuestra existencia, nosotros, los judíos nos habríamos sumergido en un pacífico y pasivo estado de amnesia nacional. Seguros en nuestras cómodas zonas, habríamos perdido mucho de nuestra identidad única.

"La historia registra que bajo regímenes que nos han perseguido, permanecimos firmemente judíos, mientras que bajo formas de gobierno más ilustrado y liberal, adoptamos gradualmente una cultura bienvenida pero dominante, abandonando mucho de lo nuestro."

En los años 70, cuando trabajaba con estudiantes universitarios judíos, luchábamos para irrumpir a través de un muro de fría indiferencia hacia el judaísmo. Era tan frustrante que mis colegas y yo hasta consideramos el ir al campus en plena noche para pintar algunas svásticas en el edificio de la Unión de Estudiantes con la esperanza de que los sacudiera de su apatía. Por supuesto que no lo hicimos, pero confieso que era muy tentador.

Hacia el final de la parashá de esta semana leemos el mandamiento de recordar el ataque sin provocación por parte de la nación de Amalek contra los israelitas cuando éstos abandonaron Egipto.

El mandamiento viene en la forma de la palabra zajor —"Recuerda" —al comienzo de la sección. Las últimas palabras son lo tishkaj —"no olvides". ¿Para qué necesitamos ambas expresiones? ¿Y qué diferencia hay entre recordar y no olvidar? Seguro que una es superflua.

Los comentaristas sugieren que "recuerda" es un mandamiento para el pueblo judío, mientras que "no olvides" parece ser una predicción —es decir, ¡ellos no te permitirán olvidar! Si alguna vez te deslizas hacia un falso sentido de seguridad y olvidas tu judaísmo, los antisemitas del mundo estarán ahí para recordarte quién eres, "un pueblo que mora solo" (Números 23:9).

"Todo tiene un propósito en la creación. No hay nada superfluo en el mundo de Di-s. ¿Cuál es el propósito de un antisemita? Justamente eso — ¡Recordar a los judíos que son judíos!"

¿Pero para qué esperar a que los amalequitas del este mundo nos lo recuerden? ¿Queremos o necesitamos sus burlas?

Más bien seamos activamente judíos, positivamente judíos y judaicamente positivos. Ustedes pueden cantar la vieja canción en idish de una de dos maneras.

Puede ser Oy, es iz gut tzu zein a id ("Oy, es bueno ser judío…") o Oy, es iz shver tzu zein a id ("Oy, es difícil ser judío…"). Hay un millón de buenos motivos, motivos positivos para ser orgullosamente judíos.

Si hace sesenta años ser judío significaba una sentencia de muerte, hoy es una sentencia de vida, prometiendo una vida significativa y bendecida. Y cuando decidimos vivir vidas judías orgullosas y comprometidas, hacemos un fascinante descubrimiento; cuando nos respetamos a nosotros mismos, el mundo también nos respeta. Y eso se aplica más allá, desde el individuo judío a la comunidad judía colectiva.

El judaísmo es una bendición, no una carga.

Debemos mantenernos firmes con nuestra herencia. Es un distintivo de honor para usar con noble orgullo. Si no sabe por qué, vaya y estudie, pero este es otro sermón.



martes, 18 de agosto de 2009

Rav Isaac Sakkal - Ser o Tener

"Ser o Tener. El gran dilema. ¿Me dedico a mi enriquecimiento interior o a mi enriquecimiento material? ¿Nos valoran por lo que somos o por lo que tenemos?"
Una vez, un famoso rabino que vivía muy modestamente, recibió en su casa la visita de una de las personas más acaudaladas de Europa, que se encontraba de paso por esa ciudad.
El rabino era todo un erudito y tanto renombre tenía su sabiduría, que el millonario no quiso desaprovechar la oportunidad de conocerlo.
Al ingresar en la casa del rabino, fue muy grande su sorpresa al encontrarse con una pequeña habitación, un tanto oscura y con pocos muebles.
Luego de conversar con el rabino, y deleitarse con su sabiduría, no pudo dejar de preguntarle al rabino:
"Rabino, es usted uno de los eruditos más grande de nuestra época, ¿por qué vive de una manera tan precaria? ¿por qué no se muda a una casa más grande, más linda, más acorde a lo que usted se merece?".
El rabino prefirió evitar la respuesta en ese momento, y prometió responderle en un próximo encuentro, esta vez en la habitación del hotel donde se alojaba el acaudalado visitante.

A los pocos días, el ilustre rabino se presenta en el hotel y el rico lo invita a pasar a su habitación. Aquella habitación, como todas las de aquella época en esa pequeña ciudad, era una pequeña habitación con una cama y un armario, sin baño privado.
El rabino frunció el ceño y asombrado le pregunta al millonario: Dígame buen hombre, ¿cómo una persona como usted puede vivir en un lugar tan precario como este? Usted se queja de mí, pero yo además de cama y armario tengo mesa y sillas, además tengo baño privado....
La respuesta de aquel importante hombre no se hizo esperar: - Rabino, me extraña su pregunta, usted bien sabe que me encuentro de paso por este sitio, no me molesta hospedarme en una habitación así en mi corta estadía por aquí.
El rabino sonrió y le contesto:

"Yo sabía que una persona inteligente como usted iba a estar de acuerdo conmigo. Yo pienso exactamente como usted, es por eso que vivo donde vivo. Yo también estoy de paso por este mundo que es sólo un pasillo hacia el verdadero mundo. Es por eso que no quiero dedicar todas mis fuerzas y mi dinero en un lugar que estoy de paso."

Después de un tiempo, el rabino se encontraba de visita en la ciudad donde vivía aquel acaudalado hombre quien gustosamente lo invitó a conocer su casa.
Al ingresar al magnífico palacio, el rabino se detuvo a observar las grandes obras de arte, y los exquisitos detalles decorativos tan costosos, pero repentinamente, se tornó hacia su anfitrión y se quedó mirándolo fijo, como si nada existiera a su alrededor.
El millonario lo observó y le dijo: - ¿Qué pasa rabino, hay algo que no le gusta? ¿Acaso usted no me enseñó que no es importante todo esto, que estamos de paso por la vida?
El rabino le contestó: - sigo opinando lo mismo, no cambié mi punto de vista, sólo que al entrar a tu mansión, fue tanta las cosas bonitas para observar que dejé de prestarte atención a ti, a lo que tú eres y me dediqué a prestarle atención a lo que tú tienes.
Cuando me di cuenta percibí que debe ser muy triste que tú invites a alguien y el huésped en lugar de dedicarse a ti se dedique a lo que tú tienes. Por eso interrumpí esa tonta postura y me dediqué a ti como si nada existiera.

"Pero cuando la gente viene a visitarme a mi humilde casa no tengo duda de que lo hacen porque es a mí a quien valoran. En mi casa no hay lo que ver, pero cuando vienen a visitarte a ti a tu palacio, ¿es a ti a quien realmente visitan? ¿Es a ti a quien desean ver o a tus posesiones?"

El ser humano no trasciende en la vida por el rango al que llegó en su paso por el mundo. El hombre no se realiza como tal por acaudalar más riquezas o nobleza.

Debemos dedicar tiempo y esfuerzo a nuestro enriquecimiento intelectual, a nuestro crecimiento espiritual, pues eso es lo que realmente queda.

Así como el cuerpito de un bebé es pequeño y precisa cuidados y alimento, el alma al venir al mundo es pequeña y precisa cuidado y alimentación.

Al bebé se lo alimenta con leche, luego puré y luego carnes, pero al alma no se la alimenta con hamburguesa ni con papas fritas. Si al bebé no lo alimentamos, no crecerá, se enfermará y morirá. Análogamente, si no alimentamos al alma, ella no crece, no se desarrolla, se enferma y muere.

* ¿Cómo alimentamos al alma?

* El alma se alimenta con las Mitzvot, (preceptos). Al cumplirlas no sólo la alimentamos y la hacemos crecer, sino que logramos trascender en la vida.

* El alma es lo que queda cuando el cuerpo se va. Pero si nunca nos dedicamos al cuidado o nutrición de nuestra alma, entonces mucho antes de que el cuerpo muera, el alma que estaba dentro de él ya habrá muerto.

* El alma no es un ente que vive incondicionalmente.

* El alma también fenece, desaparece. Por eso debemos cuidarla, dedicarle tiempo, no todo el tiempo de nuestras vidas... pero aunque sea un poco...

Es mejor vivir de una manera más sencilla materialmente, reduciendo un poco los lujos, para poder dedicar más tiempo a lo espiritual.

Por lo tanto dispongamos de un momento diariamente para nuestra alma, preocupémonos por crecer día a día, asistiendo a algún curso de judaísmo, media hora por día. Disminuyamos un poco nuestra dedicación a lo material y llenemos nuestra alma de contenido, así como dice el famoso dicho:

“No hay pobre más pobre que el pobre en sabiduría y conocimiento”.




* Fuente: Judaismohoy.com

lunes, 17 de agosto de 2009

Tammara Pasturino - Dejar de culpar a Moshé



- El sitio es hermoso y un verdadero faro que irradia la Luz de nuestro Creador, más en estos tiempos en que necesitamos tanto de ella. Es sabido que el momento antes del amanecer es cuando más oscuridad percibimos, es sabido también que el Mesías está muy cercano a llegar.

Quiero compartir esta reflexión y les envío mis saludos y respeto.

* Dejar de culpar a Moshé

En estos tiempos tan difíciles que nos han tocado vivir, vemos la inmensa necesidad que tenemos todos, de emular a Israel para ser iluminados.

Necesitamos dejar de justificarnos, aquellos los que no pertenecemos a este Pueblo, y salir de la inmadurez y del infantilismo de ver la realidad, solo con nuestra propia "cabeza", de reducirla solo a nuestra mente.

¿Por qué, emular a Israel?

Porque este Pueblo aprendió de Moshé, a discernir. Y mediante el cumplimiento de los Principios Civilizadores de la Torá y fue expandiendo su conciencia y alcanzando madurez.

Madurez que lo ha hecho tan grande, y a la vez inspiración para todos aquellos, que buscan la verdad y la Luz del Creador.

Por eso hoy, es imperioso encontrar la forma de acercarnos al conocimiento que tiene este Pueblo, y de que ellos encuentren, a su vez, la manera de trasmitirnos la Luz y la verdad.

De no ser así, humildemente voy llegando a la convicción, de que el mal continuará resurgiendo.

Ya tenemos infinidad de muestras, que querer culpar a Israel de "todos" los males, nos ha perpetuado en el caos. No podemos seguir sin entender, que es Israel que nos señala el camino del discernimiento en los Principios Superiores.

"Y que son los Principios Superiores, los que nos sacan del caos, de la inconciencia y la inmadurez."

Nos mantendremos sufriendo indefinidamente, si no entendemos que los herederos de Moshé, son los herederos del discernimiento superior y son quienes nos pueden iluminar el camino.

Necesitamos dejar de darle la razón a Paró (Faraón) en todos sus lamentos, que indefectiblemente derivan, en violencia y dolor.

Y necesitamos imperiosamente, dejar de culpar a Moshé.

"No olvidemos nunca, que él fue quien recibió los fundamentos esenciales que sostienen la sociedad civilizada, y su Pueblo quien nos los trasmitió."

Hoy más que nunca Moshé, debe ser nuestro maestro.

Hoy más que nunca debemos escucharlo, para aprender de él.

Con mucho respeto, reconocimiento y infinito agradecimiento al Creador por haberme permitido comenzar a transitar este camino,

Tamara Pasturino, Uruguai


* Breslev.co.il

viernes, 14 de agosto de 2009

Jasídicos - Lágrimas de oro

* David Konfederak


- Un relato Jasídico no es simplemente una historia…

Tampoco sólo una enseñanza. Y mucho menos limitarlo a una narración con la cual entretenemos a nuestros amigos en una mesa de Shabat.

Un relato Jasídico es Pureza, es un ejemplo de Verdad. La que buscamos. La que no tiene condiciones ni concesiones.

Es un momento en el tiempo que se creó con el único fin de mostrar Divinidad. Y eso es lo que vemos. La unidad de Di-s, la fe y la entrega que un Iehudí debe tener.

Y el que lo está narrando, no lo relata, lo transmite.

Transmite sentimiento, transmite caminos de vida que ingresan en el oyente rompiendo las barreras necesarias hasta revelar su esencia. Mostrándole que él mismo es ese relato Jasídico, que está hablando de él y que esa verdad que acaba de escuchar la lleva siempre consigo.

Hace unas semanas se acercó un proveedor a mi oficina para traerme una mercadería.

Cuando me vio, “religioso”, comenzó a hablarme en hebreo. Al conversar con este señor de unos 70 años, me contó que observaba las Mitzvot de la Torá. Y ya en mi escritorio, luego de concluir la transacción comercial, comenzamos a charlar.

Me contó que estuvo con el Rebe en “770” y que recibió su Brajá (Bendición). Hablamos de Torá, me enseñó un vort y antes de irse, me dijo:

“Si querés, te regalo un maise (relato Jasídico)”.

Feliz, le conteste que sí. Un maise contado por una persona con estudio y que estuvo con el Rebe tiene un plus que no se puede desaprovechar.

Antes de empezar, con su voz un poco más frágil y sus ojos húmedos, me dijo: “no sé por qué pero con este Maise siempre lloro”.

Y comenzó.

Era una historia sobre el Rebe de Lublín. Un maise conocido. La verdad es que lo había escuchado varias veces, pero esta vez parecía la primera.

- En medio del relato volvió a emocionarse, pidió disculpas innecesarias y siguió. Pero al concluirlo se puso a llorar. Se tapó el rostro con las manos y me dijo:

“No sé por qué lloro, debo ser el que más ha llorado con este Maise, y cada vez que lo cuento vuelvo a llorar”.

El relato detalla el reencuentro de un alumno con su Maestro.

El discípulo, convertido en el Rebe de Lublín, por providencia Divina tuvo que pasar un Shabat en un pueblo desconocido. Quedando último en la sinagoga, es invitado por un anciano a compartir un trozo de Jalá y tal vez un poco de Vino.

En realidad, era su maestro del jeider (escuela tradicional judía).

Éste le cuenta lo especial que era su alumno y que su deseo era volverlo a ver pero por su pobreza y edad no había podido ir hasta Lublín. Luego de escuchar esto, el Rebe de Lublín le revela su identidad.

Al día siguiente, feliz por haber visto nuevamente a su alumno y luego de despedirlo y caminar junto a su carroza, el Maestro dejó este mundo.

El Rebe de Lublín, ya lejos del pueblito, percibe lo sucedido, y le indicó al chofer que regresara para acompañar los restos de su Maestro.

"Aquí es donde lloró. Y mucho. No sé cuál fue la razón, no quise peguntar.
Aquí fue donde tanta emoción y pureza desbordaron la oficina."

Fue aquí donde tanto brillo transmitido, la intensidad con que lo expresó y la entrega no resistieron los límites que les ponía el cuerpo, provocando que los tesoros de su alma, pura e intacta, desprendan lágrimas de Oro.



* Jabad Lubavitch Argentina

miércoles, 12 de agosto de 2009

El Secreto (Historias Contemporaneas)

- Una adolescente entró a la oficina de Rab Shmuel Kaminetzky, el rabino de la ciudad de Dniepropetrovsk (Ucrania) un domingo de tarde. Su bisabuela necesitaba que el rabino la visitara en su casa, en una villa a dos horas de la ciudad.

"¿Tu bisabuela es judía?" preguntó el rabino. "No" respondió la joven. "¿Alguien en tu familia lo es?" "No" fue la respuesta.

El rabino revisó su apretada agenda y prometió visitarla en dos semanas.

Una semana después la joven retornó. "Mi bisabuela tiene 90 años y no puede trasladarse hasta aquí.

Necesita hablar con usted ahora" Rabí Kamenetzky hizo algunos llamados telefónicos, anuló citas y acompañó a la muchacha al pueblito aledaño.

Cuando el Rabino entró en la diminuta casita se encontró con la anciana Basia. Cuando ella lo vio comenzó a llorar incontrolablemente. Al calmarse, comenzó a hablar en un precario idish:

"Crecí en un hogar judío religioso. Durante un pogrom en la ciudad de Yekatrinoslav (hoy Dniepropetrovsk) en 1911 vi cómo mataban a mis padres".

Basia hablaba ahora en ruso, y sus hijos, nietos y bisnietos escuchaban sorprendidos. Ella relató cómo una familia gentil la adoptó y la cuidó, con la condición de que obtuviera nueva documentación y nunca le relatara a nadie que era judía, pues temían por su vida.

"Hasta este momento" dijo Basia solemnemente, "nadie más en el mundo sabía que yo era judía" Sacudió su cabeza y confesó que siempre ansiaba el momento de poder revelar su secreto.

En realidad ella deseaba recibir una sepultura judía.

Todos en la habitación permanecieron en silencio mientras Basia recordaba algunas de sus memorias. Rabino, recuerdo bien mi infancia. Tengo muy presente al Rabino de la ciudad y a su esposa, Rabí Levi Itzjak Schneerson y la Rabanit Jana (n.d.r: Padres del Rebe de Lubavitch).

Basia había tenido tres hijas. Cada una de ellas había tenido tres hijas también. El Rabino explicó a todos los presentes que todos eran judíos.

Al día siguiente, la bisnieta apareció nuevamente en la oficina del Rabino. Con lágrimas en los ojos dijo: "Mi bisabuela falleció y queremos que tenga un sepelio judío" Después del funeral, una de las hijas dijo al Rabino:

"Ahora comprendo por qué mi madre no comía pan durante una semana en primavera y ayunaba durante todo un día en otoño".

A partir de ese momento, Rabí Kaminetzky se ocupó de que la familia se conectara con sus raíces judías. Hoy todos los descendientes de Basia viven su vida como iehudim, y varios de ellos han emigrado a Israel.

* Fuente: Jabad.org

martes, 4 de agosto de 2009

Rabi Yanki Tauber - ¿Por qué Dormimos?

Diariamente, miles de millones de horas humanas son desperdiciadas por el sueño.

Si hay 6.000.000.000 de seres humanos en el mundo, y cada uno duerme un promedio de 7.2 horas por noche, bien, hagamos los cálculos. El resultado es que el tiempo de sueño es probablemente el principal recurso humano desperdiciado.

"¿Por qué pasamos el 25% al 30% de nuestras vidas sin hacer nada? ¿Por qué dormimos?"

Quizás esto parezca una pregunta insustancial.

¿Por qué dormimos? Porque nuestro cuerpo lo exige.

Porque es la forma en que estamos diseñados fisiológicamente –requerimos tantas horas de descanso diarias para poder funcionar.

Pero para el judío, no hay preguntas insustanciales. Si Di-s nos creó de cierta manera, es por una razón.

Si nuestras horas activas deben ser siempre precedidas por lo que el Talmud llama la "muerte menor" del sueño, aquí hay una lección, una verdad que es fundamental para el progreso del ser humano.

El Rebe de Lubavitch explica:

"Si no durmiéramos, no habría mañana. La vida sería un solo y eterno hoy."

Cada pensamiento y acción serían una consecuencia de todos nuestros pensamientos y acciones anteriores.

No habría nuevos principios en nuestras vidas, el concepto mismo de un nuevo principio sería extraño a nosotros.

* El sueño significa que tenemos la capacidad, no sólo de mejorar sino también de superarnos.

* De abrir un nuevo capítulo en la vida que ni previmos ni creímos posible hasta ahora.

* De liberarnos de los problemas de ayer y construir un nuevo y recreado yo.

El Baal Shem Tov enseñó que Di-s crea el mundo nuevamente a cada milisegundo. Si somos sus "socios en la creación" (el Talmud dice que lo somos), debemos poder hacer eso también —por lo menos una vez al día.

Despierte mañana y comience de nuevo.

* Fuente: Jabad.org