Por Rabbi Tzvi Freeman - (Extraído de "Trayendo el cielo a la tierra" de Tzvi Freeman, Editorial Keter- Sigal)
- Cuando Ariel Sharón, entonces Ministro de Defensa de Israel, fue a visitar al Rebe, luego de su audiencia privada dijo a sus amigos: -El Rebe fue muy cordial.
Me preguntó cuándo viajaría de vuelta y le respondí que al día siguiente; entonces me insistió para que prolongase mí estadía.
Los amigos de Lubavitch del General Sharón, le explicaron que el Rebe no se expresa en esos términos por mera cortesía y le insistieron para que pospusiera su regreso.
No es cuestión de profecía o conocimiento. Simplemente ocurre que cuando veo a alguien ante mí, quedo muy obsesionado con hacerle un favor. Es por eso que digo lo que digo.
Un soldado israelí perdió sus dos piernas cuando una mina explotó bajo su jeep. Su madre llegó al hospital y comenzó a llorar. Su padre se mantuvo sentado, en silencio. No hubo consuelo. La gente todavía lo esquivaba en la calle.El Rebe le estrechó la mano y mirándolo fijamente a los ojos le dijo:
"-¡Gracias!
Ese "gracias" aún está sustentándolo".
A un rabino y erudito en Talmud que había solicitado al Rebe una bendición para gozar de paz interior y así poder dedicarse con mayor empeño a sus estudios, el
Rebe le respondió:
¡Paz interior... !
¡Paz interior!
¡El mundo se está quemando...!
Los niños andan por las calles ignorando todo cuanto se les debe enseñar!, ¿¡Y en lo único que puedes pensar es en tu propia paz interior!?
* Fuente: Jabad.com
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