martes, 25 de mayo de 2010

Ziporah Heller - Viva la diferencia

Por Ziporah Heller - La Rabanit Tziporah Heller es profesora en la Universidad Femenina Nevé Yerushalayim en Jerusalén, donde es especialmente reconocida por sus cursos sobre el rol de la mujer en el Judaísmo. Ha impartido charlas en los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Africa del Sur e Israel. También es autora del libro "Más Preciosas que las Perlas".

El Maharal de Praga (Rabbí Yehuda Lowe) uno de los Kabalistas más importantes de la filosofía judía, define la redención como "la finalidad de la existencia tanto personal como colectiva, la libertad de la individualidad".

El Judaísmo nunca dió opción a la mujer de elegir. Esta tuvo que escoger entre lo que la sociedad veía como algo masculino, o de ser considerada algo menos que un ser humano totalmente actualizado. Wendy Shalit, una de nuestras escritoras más liberadas de la actualidad, afirma: "Sólo una mujer puede tener esta única opción, que no basta con ser ella misma."

La Torá ofrece una tercera posibilidad, le permite que su femenidad forme parte de su identidad. Ni se dan ni se aceptan disculpas por ser mujer. Si, nosotras por naturaleza fomentamos y permitimos a nuestros seres queridos formar nuestras familias y a nosotras mismas. Nuestra necesidad de comprender y ser comprendidas es vista por el Judaísmo nada menos que como una fuente de bendiciones y poder.

La Creación narrada en Génesis nos presenta claramente cómo somos. "Y D-s creó a Adán. Hombre y Mujer los creó".

No por equivocación dice: "Ellos" y no "él". El ser humano no puede definirse como hombre o mujer por separado. El Maharal señala: El hombre y la mujer proceden de una misma fuente, y son un solo espíritu dividido en dos cuerpos, cada uno de ellos hechos del dar y tomar, y sólo juntos forman un ser humano "Adán", debiendo conocerse a sí mismos lo suficiente como para creer en el poder de su regalo hacia el otro, ya que fueron creados para dar. Bíblicamente, el hombre y la mujer fueron creados para darse mutuamente, cualquier otra creencia es mera ilusión.

Ninguno de nosotros estamos separados de D-s ni de nuestros semejantes.

Lo que podemos percibir como independencia es sólo el temor a la inseguridad o una visión limitada del potencial humano. Vivir bajo el yugo de estas ilusiones podría privarnos de nuestra libertad.

La Biblia también se refiere a la función de la mujer como de ser: "una ayudante igual a él" Aquí la palabra "ayudante" podría considerarse casi como "Mesiánica" (cuán fácilmente la mujer cumple la función de "gran sanador").

La facultad natural de apaciguar, amar y crear armonía forman parte de la naturaleza divina innata de la mujer, y cuando se le permite desarrollarla, ésta florece y todo a su alrededor está bendecido. En esta mujer, el hombre realmente encuentra una "ayudante", alguien que contribuye a elevar sus conocimientos, con quien aprende a sentir amor, respeto y mesura. Cuando se le niega dicha función, le es negada, se hace tan sumisa al hombre que se convierte en esclava de un amo insaciable.

Este versículo de la Biblia: "junto con él..." tiene su explicación en una antigua parábola de Sforno, uno de los grandes interpretes de la Biblia de la Edad Media: "Cuando ambos lados de una balanza están a la misma altura, significa que las cargas son iguales. Mientras que las diferentes funciones son un canal necesario para actualizar la naturaleza especificada tanto del hombre como de la mujer, podría afectar la relación si un lado pesara más que el otro - bien sea más poderoso o importante.

La Torá quiere significar que ambos lados deben pesar lo mismo; ambas partes deben estar libres...". Es por ello que D-os les dió distintas misiones.

El hombre y la mujer pueden ir en la misma dirección, pero sus pautas (significado literal de la palabra Halajá, o Ley Judía) deben ser diferentes.

La práctica de su conexión con D-s debe honrar su diferencia. Están obligados a observar las mismas leyes negativas; ambos florecen cuando tienen el mismo derecho a decir no. Por el contrario, los mandamientos positivos ofrecen oportunidades de auto expresión y por consiguiente son diferentes. Si estos fueran idénticos el único resultado posible sería el de anular nuestra personalidad y suprimir nuestra libertad.

¿Cómo se diferencian? Destaquemos las diferencias más importantes entre el hombre y la mujer en la práctica del Judaísmo.

"Las mujeres están exentas de observar muchos de los preceptos, como colocarse los tefilín (que contienen la declaración de la unicidad de D-s, la Shemá) y asistir a la sinagoga".

Esta exención tiene como finalidad colocar a la mujer en una posición sin muchas formalidades, pero igualmente importante. Como mujer, yo puedo ir a la sinagoga si quiero, pero no estoy obligada; tampoco tengo que rezar todas las oraciones.

A diferencia del hombre cuyo número cuenta para la aceptación de su plegaria, la mujer tiene una conexión directa con D-s. Un minián (quórum necesario para una mayor aceptación de las plegarias) se completa con un mínimo de diez hombres, pero el Talmud dice: "tanto la plegaria como las lágrimas de la mujer llegan directamente al Todopoderoso".

A las mujeres les fue dado el reto - sin duda él más importante - de permitir realizar relaciones personales muy profundas, delicadamente específicas y de gran peso espiritual.

La segunda diferencia más importante entre el hombre y la mujer en la Ley Judía es la "zeniut" (leyes del recato). Para proteger a la mujer de la lujuria masculina, la Torá le prohíbe al hombre comportarse como un cazador, y a las mujeres como presas.

La Torá nos recuerda continuamente que la mujer es la fuente de la pureza y la santidad en este mundo. La razón de estas advertencias es porque el Judaísmo sostiene que profanar a la mujer equivale a insultar a la divinidad femenina, la Shejiná.

Sólo cuando el hombre y la mujer sepan apreciar la santidad de su unión, serán ellos mismos.

La Torá ofrece pautas de respeto mutuo y reconocimiento. Aunque es positivo que el talento de la mujer haya sido finalmente aceptado por la sociedad, cuando se hacen comparaciones aparentemente más poderosas, con frecuencia perdemos.

Según Allen Bloom, de la Universidad de Chicago: "en el nuevo orden las mujeres son discriminadas, necesitan del hombre, pero sin poder contar con él, quedando atrapadas en el libre desarrollo de su individualidad, la mujer aún no ha logrado su verdadera liberación"

Durante tres mil años la Biblia ha insistido en que se debe honrar a la mujer y elevar su status. Un gran sabio judío dijo: "una sociedad es juzgada según la forma como trata a sus mujeres."

Insistiendo que tanto el hombre como la mujer entienden y aceptan sus diferencias, la forma de vida que el Judaísmo ha abierto para un sin fin de mujeres como yo es una puerta que se creía cerrada, la del respeto y la libertad, la misma puerta de la redención.


miércoles, 19 de mayo de 2010

Rabbi Yossy Goldman - Los Diez Mandamientos

Por Yossy Goldman - El rabino Yossy Goldman nació en Brooklyn, New York en el seno de la comunidad de Jabad. En 1976 fue enviado por el Rebe de Lubavitch para servir como Shaliaj en la comunidad de Johannesburg, South Africa. Es el rabino principal de la sinagoga Sydenham Highlands North Shul desde 1986, Y presidente de la South African Rabbinical Association.

A menudo escucho que alguien dice: "bueno, en realidad no soy demasiado religioso, pero sí mantengo los Diez Mandamientos". En esos momentos me vienen ganas de decir:

"Realmente, ¿tú sabes que los Diez Mandamientos no son de múltiple opción...?"

A veces me pregunto si las personas que hacen esta afirmación saben realmente qué son los Diez Mandamientos. ¿Por qué no hacer un repaso de la lista para que todos tengamos una mejor idea del puntaje que podemos obtener?

1) Yo soy el Señor tu Di-s. En esencia, este es el mandamiento que nos ordena creer en un Di-s. Tengo total confianza que, en lo que respecta a este mandamiento, todos obtendremos buenas calificaciones.

2) No habrá para ti otros dioses delante de Mí. Muy bien, así que no tienes por costumbre hacer una reverencia ante ese busto de Buda que está colocado en el living de tu casa. La pregunta que surge es: en primer lugar, ¿debería estar ahí? Y, ¿no es interesante que en la actualidad estén teniendo lugar esos certámenes de ídolos a lo largo de todo el mundo? Además, por supuesto, están todos esos bien arraigados ídolos contemporáneos que tendemos a comernos con los ojos y venerar; celebridades como Brad Pitt, Madonna o Donald Trump.

3) No tomarás en falso el nombre del Señor. Acá no se trata solamente de dejar de beber o de prestar el juramento en el juzgado. ¿Qué pasa con las palabrotas que usamos en la calle? ¿Cuántas malas palabras de primera calidad hay en tu vocabulario? Y, ¿por qué hay que meter a Di-s en estas expresiones gráficas?

4) Recuerda el día sábado para santificarlo. Es interesante que los Diez Mandamientos figuren dos veces en la Torá. En Éxodo, el cuarto Mandamiento comienza con Zajor.

Guardarás el día sábado para santificarlo. En el libro de Deuteronomio dice: "Observa el Shabat". Y, el mandamiento de "Recordar" se logra a través de actos positivos como el Kidush, el encender las velas, etc. El de "Observar" para guardarlo (Shamor) de toda profanación, es la parte difícil que puede llegar a limitar nuestros estilos de vida. Es aquí que interviene el verdadero compromiso.

5) Honra a tu padre y a tu madre. Muchas personas cumplen, por cierto, de manera ejemplar con esta mitzvá. Admiro a los hijos, hijas, y a menudo parientes políticos, que se ocupan y atienden las necesidades de un anciano padre o pariente político. Ellos cocinan, les siguen la corriente y a menudo aguantan a viejitos irritables, malhumorados.

"A medida que pasa el tiempo este mandamiento parece ser más difícil de cumplir. A pesar de esto, la Torá no hace distinciones basadas en la edad. Es nuestra responsabilidad cuidar a nuestros padres cuando dependen de nosotros, igual que nos cuidaron cuando dependíamos de ellos."

6) No matarás. Correcto. Acá tenemos otro mandamiento fácil de cumplir. Estoy seguro que ninguno que esté leyendo este artículo mató a alguien. Pero alguna vez pensaste hacerlo, casi llegaste a hacerlo pero, al fin y al cabo, los judíos no somos del tipo asesino. Sin temor a equivocarnos podemos anotarle un punto a un mandamiento más.

7) No cometerás adulterio. Correcto. Por supuesto.

8) No robarás. En rigor, esto se refiere en particular a los secuestros. Sin embargo, se aplica a todo lo que tiene que ver con robar, incluso a los métodos "de guante blanco".

9) No darás falso testimonio contra tu prójimo. ¿Cuán honestos somos? Incluso, sin estar bajo juramento, nuestra palabra debería ser sagrada. Recuerdo una oportunidad en que un viejo rabino fue presentado ante un grupo de estudiantes universitarios simplemente como "un hombre que nunca dijo una mentira". ¿Cuántos de nosotros podría hacer esta afirmación?

10) No codiciarás los bienes de tu prójimo. Éste tampoco es sencillo. El comentario define a este mandato como la prohibición de acosar a alguien, o de manipular la situación, con el fin de adquirir -incluso legalmente- aquello que le pertenece a otra persona. Procúrate algo propio. ¿Por qué tiene que ser su cónyuge, casa o auto?

Bueno, ahora está dicho.

¿Obtuviste el puntaje más alto? ¿Pasaste, o estás en la categoría del cuarenta por ciento o menos? ¿Verdad que vale la pena seguir trabajando el tema de los Diez Mandamientos?

Ojala que todos podamos mejorar nuestro puntaje para algún día, justificadamente, poder afirmar que sí, que realmente observamos los Diez Mandamientos.

martes, 11 de mayo de 2010

Perlas de nuestro Rebe


Por Rabbi Tzvi Freeman - (Extraído de "Trayendo el cielo a la tierra" de Tzvi Freeman, Editorial Keter- Sigal)

 - Cuando Ariel Sharón, entonces Ministro de Defensa de Israel, fue a visitar al Rebe, luego de su audiencia privada dijo a sus amigos: -El Rebe fue muy cordial.

Me preguntó cuándo viajaría de vuelta y le respondí que al día siguiente; entonces me insistió para que prolongase mí estadía.

Los amigos de Lubavitch del General Sharón, le explicaron que el Rebe no se expresa en esos términos por mera cortesía y le insistieron para que pospusiera su regreso.

El vuelo en el que el General Sharón había planeado regresar, fue secuestrado y desviado a Libia

En una fecha posterior, otro miembro del gabinete israelí, en una audiencia con el Rebe, formuló la pregunta obvia:

-¿Si Ud. lo sabía, porque no lo reportó a las autoridades para así evitar el secuestro?

-¿Cree Ud. que yo lo sabia? -respondió el Rebe en tono serio.

No es cuestión de profecía o conocimiento. Simplemente ocurre que cuando veo a alguien ante mí, quedo muy obsesionado con hacerle un favor. Es por eso que digo lo que digo.

Un soldado israelí perdió sus dos piernas cuando una mina explotó bajo su jeep. Su madre llegó al hospital y comenzó a llorar. Su padre se mantuvo sentado, en silencio. No hubo consuelo. La gente todavía lo esquivaba en la calle.

El Rebe le estrechó la mano y mirándolo fijamente a los ojos le dijo:

"-¡Gracias!
Ese "gracias" aún está sustentándolo".

A un rabino y erudito en Talmud que había solicitado al Rebe una bendición para gozar de paz interior y así poder dedicarse con mayor empeño a sus estudios, el
Rebe le respondió:

¡Paz interior... !

¡Paz interior!

¡El mundo se está quemando...!

Los niños andan por las calles ignorando todo cuanto se les debe enseñar!, ¿¡Y en lo único que puedes pensar es en tu propia paz interior!?

* Fuente: Jabad.com