lunes, 23 de agosto de 2010

Jai Elul - Selijot en Berditchev

Era erev Rosh Hashaná en Berditschev.

El espíritu de santidad rondaba en el aire.

Cada corazón latía fuertemente con el pensamiento del inminente Día del Juicio; cada mente estaba ocupada con pensamientos de arrepentimiento. Las cuentas en la "hoja de balance "de buenas y malas acciones del año anterior no daban --todos se encontraban con sus cuentas "en rojo."

Se perdió demasiado tiempo que pudo haber sido usado en el estudio de la Torá; quizás se debió haber dado más ayuda a los pobres --y ¿cuánto de ello se dió con pureza de corazón?

¿Y qué decir de todos esos chismes difundidos, a veces hasta dañinos? Solamente D-os sabe cuántas malas acciones, grandes y pequeñas, se han acumulado durante el año. Es un buen momento para pensar …

Bueno, gracias a D-os por las selijot.

Aquí está la oportunidad de abrir nuestro corazón a D-os, la última oportunidad para recurrir a D-os con súplicas reales, antes de que termine el año. Y el Misericordioso probablemente entenderá y perdonará, ya que el nuevo año será definitivamente mejor...

Tales eran los pensamientos que prevalecían en las mentes de todos, al levantarse con apuro los judíos de Berditschev de sus cálidos lechos para ir a la sinagoga para las selijot de Zejor Brit. Estaba todavía muy oscuro afuera, ya que faltaban horas para el amanecer. No esperaron que el shamash los despertase en este último día del año.

Al apurarse de camino a la sinagoga, el aire fresco del otoño se llevó los últimos vestigios de sueño de sus ojos. Se encontraron ahora con el shamash, quien continuaba tocando, golpeando con su largo bastón en las oscuras persionas de los rezagados que se habían dormido, y llamando, "Santo rebaño, levantaos para el servicio de D-os!" Y pronto las hendiduras en las persianas se llenaron de luz ya que nadie --pero nadie-- iba a quedarse en la cama en esta solemne mañana.

Las estrechas calles pronto se llenaron con viejos, jóvenes y chicos de todas las edades. Muchos fueron a la mikve para su inmersión, y salieron sintiéndose purificados e inspirados. Había muchos visitantes en Berditschev, quienes habían venido a pasar los Días Solemnes en la cercanía del santo Rabino Levi Itzchak de Berditschev.

Ahora iban hacia la casa del Rabino a fin de acompañarlo a la sinagoga.

Al aproximarse al hogar del Rabino, lo vieron en la puerta cuando salía.

Se sorprendieron de ver que sostenía una canasta, de la que sobresalía, invitador, el cuello delgado de una botella de vodka. El tentador olor de kijlej recién horneado y de arenque fresco no podía ser ignorado. "…

¿Qué va a hacer el Rabino con ese refrigerio a esta hora?" se preguntaron, al seguirlo en silencio a una distancia respetuosa. Se aproximaron a la sinagoga. Las ventanas brillaban con luz, y uno podía ver a través de ellas que la sinagoga ya estaba llena de fieles de pared a pared, esperando al Rabino.

¡Pero el Rabino siguió de largo de la sinagoga! La expectativa de sus seguidores aumentó a cada paso. "¿Dónde va el Rabino? ¿Está tan absorto en su meditación que no observó la sinagoga…?"

El Rabino siguió caminando, hasta llegar casi a las afueras del pueblo. Se dirigió a la gran posada, con sus seguidores en sus talones. Entró, y sus seguidores lo acompañaron.

El gran salón de la posada estaba lleno del olor a tabaco viejo, y botellas vacías de vodka se encontraban desparramadas por todo el lugar.

En el piso del poco iluminado salón se encontraban hombres durmiendo, apretados como sardinas --agricultores, comerciantes, caminantes y pordioseros-- muchos roncando en una melodía de silbidos y tonos sonoros.

El Rabino se inclinó sobre un hombre que dormía, cuyos tzitzit sobresalían de su caftan, con su quipá precariamente sobre su cabeza. Era un hombre delgado, un manojo de huesos sostenidos por una pálida piel que parecía lista para quebrarse en varios puntos.

Con gentileza, el Rabino lo despertó murmurando: "Reb Yid, tu garganta está seca … debes haber roncado mucho tiempo. Despierta y toma un sorbo de este schnapps! Tengo también una bebida suave, arenque fresco y kijlej, una delicia…" El judió abrió sus ojos con sorpresa, miró el refrigerio y retrocedió con horror.

"No te conozco, mi amigo, ¿pero no tienes a D-os en tu corazón?
¿Tomaría yo mashke antes de haberme lavado mis manos?
¿Comería antes de decir mis plegarias matutinas? ¡Debes estar bromeando...!”

El Rabino pasó al siguiente judío que dormía.

Con suavidad lo sacudió por los hombros y repitió su oferta de una manera muy tentadora, pero la respuesta fue la misma. No le fue mejor al Rabino con el tercero y el cuarto...

Luego el Rabino se inclinó sobre un rústico y corpulento campesino que dormía.

"Iván, ¿Quieres un schnapps y un refrigerio?"

Iván se levantó rápidamente. La palabra “schnapps" actuó como magia. "¡Dáme!" dijo, y se tomó el vaso de vodka de un solo trago. Ansiosamente comió el arenque y un kijel, saboreándolo y lamiendo sus labios.

"Gracias amigo …" murmuró, y cuando ya no había más para él, se volvió al otro lado y pronto roncaba con felicidad de nuevo.

El Rabino pasó al siguiente agricultor que dormía.

"Stefan, ¿quieres algo de tomar?" La historia se repitió y el Rabino le ofreció refrigerio a otros clientes, hasta que la canasta estaba vacía.

Todo estaba en silencio, cuando el Rabino de Berditschev levantó sus ojos al cielo y dijo, "¡Señor del Universo! ¡Mira a tus hijos! Iaacob se levanta en la mañana y su primer pensamiento es para ti! ¡No dejaría que nada pasara por sus labios hasta haberte alabado! Pero el primer pensamiento de Esav es la comida y la bebida … "

Su cara brillando con satisfacción al haber logrado su misión, el Rabino se volvió hacia sus seguidores. "Y ahora, rebaño sagrado, vayamos a la casa de D-os. Podemos ahora dar la cara a nuestro Creador con confianza y rezar para un feliz año nuevo …”

 
* Fuente: Jabad.com
 

domingo, 15 de agosto de 2010

Rabino Shalom Arush - ¡Afuera de Casa!

Por Rabino Shalom Arush

"Existe un grave fenómeno que apareció en nuestra generación, en el que la esposa echa a su marido de la casa, y a veces incluso usa el brazo de la ley..."

En este capítulo describiremos una prueba de fe, que una gran parte de los lectores nunca experimentará. Sin embargo, este capítulo no debe saltearse pues aprenderemos algunos de los más importantes fundamentos para la vida en general, y para la felicidad doméstica en particular.

Todo matrimonio debe saber estos fundamentos, también deben aprenderlos aquellos que todavía no se han casado y así prepararse para la vida conyugal.

Como se ha dicho anteriormente, la mayoría de las pruebas de fe que tiene el hombre son en su propia casa. Y es debido saber, que cuando el hombre no trabaja sobre sí mismo para superarlas con fe, entonces puede llegar a casos muy extremos, como aprenderemos ahora.

Existe un grave fenómeno que apareció en nuestra generación, en el que la esposa echa a su marido de la casa, y a veces incluso usa el brazo de la ley para hacerlo por medio de una orden de alejamiento. Está bien claro que un acto así no llega en un momento, sino que fue precedido de muchos conflictos y peleas entre la pareja.

Está bien claro que si la pareja hubiera trabajado sobre su fe, no hubiera llegado a tal situación, sino que se hubieran dado cuenta mucho tiempo antes qué es lo que el Creador les insinúa y qué es lo que deben corregir.

El marido expulsado de su casa por su mujer, debe saber que incluso si le parece que esto es injusto, de parte del Todopoderoso todo es justo.

¿Pues quién realmente lo expulsó de su casa, sino el Creador Mismo? Si el hombre no se conduce adecuadamente y causa perjuicios a sus familiares y a sí mismo, es preferible que salga de su casa para dejar de hacer daño.

Sin embargo, aunque le parezca que se comporta adecuadamente, el Creador no hace nada sin razón y ciertamente existe una causa para su expulsión.

Por ello, lo que debe este marido hacer es utilizar los Tres Niveles de la fe:

* El primer nivel - "Así el Creador quiere":

Debe creer con absoluta fe que el Creador es el que lo ha expulsado de su hogar, sin asumir ninguna otra consideración como la auto-culpabilidad o acusar a los demás, como a su suegro y a su suegra que apoyan a su mujer, a las amigas divorciadas que la alientan a poner fin a su vida conyugal, a los policías que aceptan sus denuncias desmedidas (según su opinión), al juez que tomó partido por su esposa, etc., o llegar a pensamientos de furia, ideas de venganza, tristeza y desesperación y auto-compasión.

Estos proceden solamente de la falta de fe, pues demuestra que él reniega de la Divina Supervisión Individual. Si tuviera fe, pensaría sólo una y única cosa, ¡esta es la voluntad del Creador!

* El segundo nivel - "Todo es para bien":

Debe creer con absoluta fe que el hecho que el Creador lo haya expulsado de su hogar es para su propio bien y el de su esposa e hijos. Por cierto es una gran acción salvar a alguien del torbellino en que se encuentra y concederle un cierto tiempo para reflexionar y reparar lo que es necesario.

Pero la realidad nos demuestra que ni él ni su esposa lograron corregirse a sí mismos en todo el tiempo que vivieron juntos.

Es evidente que este hombre no presta atención a las insinuaciones que el Creador le dirige a través de las denuncias de su mujer, que las peleas y las tensiones en su vida no lo despiertan, que no se conduce en su hogar con fe, y que su hogar está lleno de conflictos, disputas y penas.

En resumen, él y su mujer se encuentran en un torbellino del cual no pueden salir, y puesto que es imposible resolver este problema sin la separación, el Creador del Universo los aleja momentáneamente para darles la oportunidad de trabajar sobre ellos mismos y no llegar al divorcio.

Sacar una mujer de su hogar es inmoral, tanto más cuando hay niños pequeños que dependen de ella, entonces el Creador, para su bien y para el bien de todos los interesados, expulsa al marido de la casa dándole a su mujer el respiro y la calma necesarios para una introspección y un examen de conciencia, para recibir asesoramiento, y para comprender y corregir su vida; lo que por supuesto es un gran favor.

* El tercer nivel - "¿Qué quiere el Creador de mí?":

Ahora que el marido queda liberado de la tensión mental en la que se encontraba en su casa, de los conflictos constantes con su familiares, y de las pruebas y dificultades que tenia con su esposa, las cuales llegaban a menudo juntamente con otros problemas como las deudas, etc., puede finalmente trabajar sobre sí mismo, reconocer sus errores, buscar la raíz del problema y cómo ayudar a las personas de su casa.

Puede ahora rezar por lo que hace falta y reparar concretamente lo que es necesario.

Asimismo, su mujer efectuará el examen de conciencia necesario, y ciertamente si él se arrepintiera verdaderamente, entonces Quién realmente lo expulsó de su casa, Él mismo lo autorizará a volver.

Cada uno debe aprender de lo que precede, la importancia de resolver los problemas en el primer momento en que se presentan y que el menor obstáculo en la paz del hogar debe ser tratado de raíz según los Tres Niveles de la fe, sin esperar una terrible y dolorosa prueba.

Es cierto que si el marido despierta suficientemente pronto, puede arrepentirse sin tener que salir de su casa y ahorrarse, así como su mujer y sus hijos, el dolor y daños espirituales.


Continuará…


* (Extraído del libro "En el Jardín de la Fe" por Rabi Shalom Arush)

miércoles, 4 de agosto de 2010

Mordechai Ben David - Shiru Lamelech



Shiru Lamelech
("Y ahora los hijos le cantan al Rey"...)

Ve'ata banim shiru shiru
(Y ahora los hijos cantan, cantan...)

Ve'ata banim shiru La'Melech
(Y ahora los hijos le cantan al Rey...)

Ve'ata banim shiru shiru shiru La'Melech
(Y ahora los hijos le cantan, le cantan a HaShem, el Rey)

Betiferet mefoar
(con magnífica gloria)

Ve'ashrei avadav oy avadav
(Y feliz son los hijos de él, que lo alaban en voz alta)

Hamashmi'im bekol shivcha
(Quíen proclama con Voz, con voz de alabanza)

Ve'ata banim shiru shiru shiru La'Melech
(Y ahora los hijos le cantan, le cantan a HaShem, el Rey)

Shiru shiru La'Melech
(Cantan, cantan al Rey...)



domingo, 1 de agosto de 2010

En Mérito del Kidush


- Mucho tiempo antes de que Rab Huna se convirtiera en un gran sabio de la Torá, trabajaba la tierra. Incluso cuando trabajaba arduamente en los campos, estudiaba Torá cada momento libre del día y durante casi toda la noche.

Después de muchos años, se convirtió en un gran sabio, uno de los más ilustres de su generación. Pero aún así era un hombre muy pobre.

Cierta vez, mientras todavía era un trabajador de los campos, dos personas se dirigieron a él y le pidieron si puede atender una disputa entre ellos.

"Si ustedes contrataran un obrero para cosechar los dátiles en mi lugar, daré mi veredicto" - respondió. "De otra manera no puedo parar mi trabajo!".

Rab Huna nunca pidió por ayuda, ni deseó ser honrado a costas de alguien.

Cierta vez, retornando de su trabajo en el campo, con su azada en el hombro, se encontró con Rab Jana bar Janilai, uno de los sabios más jóvenes de aquella época. Rab Jana quiso honrar al Rab Huna cargando la azada para él.

Pero este lo rechazó. "Si estás acostumbrado a cargar herramientas para vos mismo, entonces yo concordaré; pero si no cargas tus herramientas de trabajo, no puedo dejarte cargar la azada para mí. No puedo permitir que vos te desgastes para honrarme!".

Rab Huna era tan pobre que no siempre poseía dinero suficiente para comprar el vino para el Kidush de Shabat.

Un día fue visitar a su profesor, el ilustre sabio – llamado "Rav" por abreviación – lo cual entonces dirigía la Ieshivá de Sura.

Rav notó que Rab Huna se veía diferente de lo habitual; Él no estaba usando su cinturón. En vez de eso, usaba una cuerda vieja gastada.

Rav preguntó sorprendido: "Que te ocurrió Rab Huna?

Qué es lo que estás vistiendo?

Dónde está tu cinturón?"

 "Es que no tenía dinero para comprar vino para el Kidush - respondió.

Aunque en este caso se pueda hacer Kidush con dos panes, nosotros estudiamos que siempre es preferible recitar el Kidush sobre el vino. Por lo tanto, pedí prestado el dinero para comprar vino para el Kidush y di mi cinturón como garantía hasta poder devolver el préstamo con mi salario."

Rav se paró delante de su eminente alumno y lo contempló.

Parecía un pobre con su cuerda gastada.

Rav se quedó conmovido por su devoción; nunca se quejó sobre su difíciles circunstancias y nunca pidió nada. Y ahora, hasta empeñó su cinturón para cumplir la Mitzvá del Kidush.

"Que sea la Voluntad de Di-s,
 que un día puedas ser tan rico que llegues a vestirte con ropas de seda" – lo bendijo.

La bendición del Rav fue cumplida. Rab Huna se hizo muy rico. No le faltaba nada.

Inmediatamente llegó la época de su hijo, Rabá, casarse.

La boda fue un gran y magnífico evento.

Al final de la noche, entró en uno de los cuartos y se acostó en una cama. Él era un hombre pequeño, y el cuarto estaba oscuro, su familia no notó que él descansaba en la cama. Sus hijas y nueras entraron al cuarto, se quitaron sus vestidos de seda y los colocaron sobre la cama.

Cuando Rab Huna se despertó se encontró completamente cubierto de seda. De esta manera la bendición de Rav se cumplió en completamente!

(Talmud tratado de Meguilá, 27b)